Una vivienda mediterránea moderna: equilibrio entre tradición y contemporaneidad

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En el corazón de un paisaje mediterráneo, donde el sol acaricia los muros encalados y el aire lleva el aroma del mar, se alza un proyecto residencial que encarna la esencia de la sencillez y la elegancia atemporal. Concebida bajo las directrices de una construcción destinada a la venta, esta vivienda se diseñó con una clara intención: fusionar la estética mediterránea tradicional con un enfoque moderno y funcional. Una tarea muy especial nacida de la mesa de trabajo de RGB Arquitectos.

Fotografías © Mayte Piera
Una vivienda mediterránea moderna

El resultado es una obra que no solo responde a las necesidades prácticas del mercado, sino que también dialoga con el entorno y la historia del lugar, ofreciendo una experiencia habitable que es tan intuitiva como inspiradora.

La génesis del proyecto: simplicidad volumétrica y funcionalidad

El proyecto nace con un propósito claro: crear una vivienda que sea fácil de entender y de vivir, sin renunciar a una identidad visual poderosa. La premisa inicial fue apostar por la sencillez volumétrica, un enfoque que permite al diseño respirar sin caer en excesos ornamentales.

Este principio se tradujo en una composición de volúmenes simples, cuidadosamente articulados, para generar un dinamismo visual que aporta un toque de modernidad sin traicionar las raíces mediterráneas.

El programa funcional se definió con precisión quirúrgica por parte de RGB Arquitectos. La vivienda debía adaptarse a las restricciones del terreno, en particular, la necesidad de no obstruir las vistas de otra propiedad colindante.

Esta limitación se convirtió en una oportunidad creativa: solo una de las piezas arquitectónicas del conjunto se eleva a más de una altura, garantizando que las vistas permanezcan despejadas mientras se maximiza el aprovechamiento del espacio.

Este juego de volúmenes escalonados no solo responde a una necesidad práctica, sino que también dota al proyecto de una narrativa visual que invita a recorrerlo con la mirada.

Materialidad: un homenaje a la tradición

La elección de los materiales es uno de los pilares que sostienen la identidad de esta vivienda. En un guiño a la arquitectura vernacular mediterránea, se optó por el encalado blanco, la piedra seca local y la madera.

Estos materiales, profundamente arraigados en la tradición constructiva de la región, no solo aportan una conexión con el entorno, sino que también garantizan una integración armónica con el paisaje. El blanco puro de los muros refleja la luz del sol, creando un contraste vibrante con la rugosidad de la piedra seca, mientras que la madera aporta calidez y un toque orgánico que suaviza la composición.

Esta paleta material no solo es un ejercicio de estética, sino también de sostenibilidad. La piedra seca, recolectada del entorno inmediato, reduce el impacto ambiental al minimizar la necesidad de transporte, mientras que el encalado, además de ser una solución tradicional para combatir el calor, requiere un mantenimiento mínimo.

La madera, tratada para resistir las inclemencias del clima mediterráneo, añade una textura que envejece con dignidad, asegurando que la vivienda mantenga su carácter con el paso del tiempo.

Un diálogo entre lo tradicional y lo moderno

Uno de los aspectos más destacados del proyecto es su capacidad para equilibrar la tradición con la modernidad. En una decisión que llegó en las fases finales del diseño, se optó por suavizar las esquinas de los volúmenes, un gesto sutil pero significativo.

Este detalle, que podría parecer menor, es en realidad un puente entre dos mundos: la rigidez geométrica de la arquitectura moderna y la suavidad orgánica de las construcciones tradicionales mediterráneas. Las esquinas redondeadas no solo aportan un carácter más amable y acogedor, sino que también refuerzan la idea de que la modernidad no tiene por qué ser sinónimo de frialdad.

Este equilibrio se extiende a la experiencia habitable de la vivienda. Los espacios interiores, distribuidos de manera lógica y funcional, están diseñados para ser intuitivos. La circulación fluye de forma natural, con áreas abiertas que conectan el interior con el exterior, aprovechando al máximo la luz natural y las vistas al paisaje. Los patios y terrazas, elementos clásicos de la arquitectura mediterránea, se integran en el diseño como extensiones del espacio habitable, invitando a los residentes a disfrutar del entorno en cualquier momento del día.

La sencillez como valor supremo

En un mundo donde la arquitectura a menudo busca sorprender con gestos grandilocuentes, esta vivienda apuesta por la contención y la honestidad. No hay alardes innecesarios, solo una claridad conceptual que hace que la casa sea fácil de habitar y de disfrutar. Es una vivienda que no necesita gritar para hacerse notar; su belleza reside en la armonía de sus proporciones, en la cuidadosa selección de materiales y en la manera en que se integra con su entorno.

El proyecto, en última instancia, es un testimonio de la «sencillez de la tradición moderna», una filosofía que combina lo mejor de ambos mundos: la calidez y autenticidad de la arquitectura mediterránea con la precisión y funcionalidad del diseño contemporáneo.

Es una casa que invita a ser vivida, a ser disfrutada en su simplicidad, y que demuestra que la belleza no necesita complicaciones para ser profunda.

Con esta obra, Revista Arquitectura Singular presenta un ejemplo de cómo la arquitectura puede ser a la vez un reflejo del pasado y una propuesta para el futuro, un lugar donde la tradición y la modernidad no solo coexisten, sino que se potencian mutuamente.