“Tratamos de entender antes de ser entendidos” Entrevista Ramón Gandía Brull RGB arquitectos
RGB arquitectos no se entiende sin la palabra “equipo”. Nacido como la evolución natural de una colaboración entre profesionales, este estudio ha hecho del trabajo coral su identidad y de la escucha activa su herramienta principal. Su manera de entender la arquitectura trasciende la forma: conecta con las emociones, los hábitos, las memorias y las aspiraciones de cada cliente para diseñar espacios únicos y profundamente personales. En esta entrevista, hablamos con ellos sobre neurobioarquitectura, procesos participativos y el papel transformador que puede tener la arquitectura en la vida de las personas.
Créditos de las imágenes: Mayte Piera @maytepiera_foto_arquitectura


RGB arquitectos nace como la evolución natural de una colaboración entre profesionales. ¿Cómo ha sido ese recorrido desde los primeros trabajos conjuntos hasta consolidaros como estudio?
Como se suele decir, todos los comienzos son duros, pero quizás es el punto en el que se aprende todo más rápido. El depósito está cargado de energía, ilusión, ganas de aprender… y en ese aspecto, el colaborar con más gente (con quienes, después de muchos años seguimos trabajando), genera una retroalimentación muy positiva, creando una inercia que te permite avanzar de forma continua. Todo esto, de forma automática, nos ha ofrecido la posibilidad de crecer profesionalmente.

En un sector tan vinculado históricamente a la figura del “autor”, vosotros reivindicáis la arquitectura como un proceso coral. ¿Cómo se traduce en el día a día esa filosofía de trabajo colectivo y abierto?
El día a día es muy enriquecedor, porque tratamos de obtener todos los puntos de vista posibles ante un nuevo proyecto, (o ante cualquier situación que surge durante la elaboración del mismo o de la construcción).

Muchas veces uno de nosotros sólo ve una solución, pero cuando nos ponemos a debatir surgen muchas más posibilidades. Cada persona, además de una opinión, tiene una sensibilidad distinta, personal, singular. (Y todas son valoradas y escuchadas); Incluso, aunque no sea algo específico de su campo, a veces consultamos a colaboradores para conocer cómo podemos afrontar un nuevo reto.

Decís que cada proyecto es distinto porque cada cliente lo es. ¿Cómo convertís sus sueños, necesidades o intuiciones en arquitectura real sin imponer una estética propia?
Cuando una persona consulta nuestra web puede darse cuenta de que cada proyecto tiene su singularidad. Y esto es fruto de escuchar al cliente, de preguntarles los detalles más íntimos de su forma de vivir o de cómo le gustaría hacerlo.

La gran mayoría de las veces resolvemos por completo la distribución, la función, y posteriormente la estética. Incluso para la estética llegamos a plantear 3 opciones completamente distintas; esto lo hacemos porque, aunque pedimos referencias estéticas a los clientes (y sería muy sencillo copiar y pegar lo que nos plantean), entendemos que nuestra obligación es intentar sorprenderlos.

¿Qué papel juega la escucha activa en vuestro proceso creativo? ¿Qué mecanismos utilizáis para que el cliente no solo esté presente, sino que sea el motor del proyecto?
La arquitectura forma parte de nuestra vida. Más del 90% de nuestra vida la pasamos y está influenciada por ella.
Si tenemos esto en cuenta, debemos asumir la importancia y la dimensión suprasensible de la arquitectura, interiorizar que es el marco relacional del ser humano. Por lo tanto, la escucha activa, que ya es de por sí un elemento fundamental en las relaciones humanas, (tratar de entender antes de ser entendido), constituye la cimentación sobre la que construir tanto la relación con nuestros clientes como el propio proyecto a ejecutar.
Para ello hablamos mucho con los clientes y, como hemos comentado antes, les hacemos un cuestionario para tratar de entender lo que quieren que les aportemos, lo que quieren que nuestra arquitectura les haga mejorar su día a día.
Esto derivó en el estudio de la Neurobioarquitectura, que no es más que la aplicación de la Neurobiología a nuestra disciplina: mediante ciertos protocolos, espacios, colores, sonidos, podemos hacer que nuestros clientes sean, literalmente, más felices.

Más allá de la diversidad formal, hay una coherencia en vuestros trabajos: respeto al contexto, cuidado de los detalles, espacios habitables. ¿Cómo definís esa coherencia si no responde a un estilo propio?
Como hemos dicho, para nosotros lo más importante es que la distribución respete la funcionalidad buscada por el cliente. Siempre existen lugares comunes para la mayoría de personas, pero es en la singularidad de cada uno donde nos gusta ahondar. Y esto no tiene por qué estar reñido con la libertad formal, antes, al contrario, nos puede llegar a generar nuevos patrones formales, estéticas aún no trabajadas… el resultado final de un proyecto surge del equilibrio entre cuatro factores:

El lugar, entendido como lo intangible —la tradición, la materialidad, las vistas, la memoria del entorno—; y el sitio, con sus condicionantes físicos, normativos y formales.
Por otro lado, el cliente, con sus deseos, hábitos, intuiciones y forma de habitar; y nosotros, rgb arquitectos, como catalizadores que, a través del conocimiento, la sensibilidad y nuestra investigación en neurobioarquitectura, ayudamos a dar forma a todo eso.
El resultado nace de cómo se relacionan entre sí estos cuatro elementos. A veces tendrá más peso el entorno, otras veces las aspiraciones del cliente, pero siempre buscamos que esa combinación dé lugar a una arquitectura profundamente personalizada, coherente y vivible.

¿Qué mirada tenéis sobre el momento actual que atraviesa la arquitectura en España? ¿Qué creéis que hace falta para que el sector evolucione hacia una práctica más abierta, inclusiva y centrada en las personas?
Creemos que siempre va a existir esa losa de la especulación, del mercado de la vivienda, que pesa sobre la arquitectura. Tanto si trabajamos para promotores como para particulares, el factor económico siempre está presente, cosa que no siempre es negativa, pero influye. Sí que se han conseguido logros, a nivel de sostenibilidad, de conciencia social hacia el ahorro de energía, etc…. nosotros entendemos que eso ya tiene que formar parte de un proyecto y a lo que aludimos es hacia ese trato diferenciador, a la singularidad más absoluta, de forma que cada persona se sienta, junto con nosotros, creadores de algo con lo que se sientan absoluta e irremediablemente identificados. “En mi casa puede vivir todo el mundo, porque es muy habitable, pero sólo yo la vivo de forma 100% consciente, sólo yo encuentro en cada detalle, en cada fondo de perspectiva una satisfacción especial, un significado único. Supongo que inconscientemente cualquier persona disfrutaría de esta casa, incluso estoy convencido de que elevaría su desarrollo personal, pero sólo yo, además del aporte inconsciente, lo hago de forma consciente.” Este comentario, realizado por uno de nuestros clientes en una charla coloquial derivada de la aplicación de la neurobioarqutiectura, puede resumir a la perfección nuestra opinión acerca de dónde creemos nosotros que debe ir nuestro trabajo. Y ese lugar (que no sitio), es la felicidad.

Desde el respeto al entorno hasta el cuidado casi artesanal de los detalles, RGB arquitectos reivindica una arquitectura humana, que no busca imponer una firma sino construir un vínculo. En un contexto todavía dominado por la especulación, apuestan por devolver el protagonismo al habitante, diseñando hogares que no solo se viven, sino que se sienten. Porque, como recuerdan con las palabras de un cliente, “cualquiera podría disfrutar de esta casa, pero solo yo la vivo de forma consciente y plena”. Y quizá ahí —en ese nivel de conciencia— reside el verdadero sentido de la arquitectura.